Te ha pasado alguna vez que estabas deseando que llegara un momento, una situación, un evento especial y cuando ha llegado, ha pasado y te has dicho algo así.
“¡Pero como, si no me he enterado de nada, si no me dado cuenta de nada, si no he disfrutado todo lo que quería. Si, ni he hablado con esta persona a la que tantas ganas tenía de ver. Qué pena!”
Esto suele pasarnos muy a menudo porque estamos mas pendientes de parecer que de ser. Porque te importa más como estén los demás que como estés tú, qué opinen lo demás a qué opines tú, o, qué les apetece a los demás en vez de qué te apetece a ti.
En ese estar pendiente de todo lo de fuera, nos perdemos y no prestas atención a qué es lo que te está pasando por dentro.
Para disfrutar de algo al máximo el secreto es estar 100% presentes. Y, ¿sabes quién es el mejor para ayudarte ha conseguirlo? Tu cuerpo.
Mantener la atención a tu respiración, a las sensaciones físicas de tu cuerpo, a tus emociones, te ayuda a ser y estar más consciente del aquí y el ahora.
Para estar presente y disfrutar del último día del año te propongo un ejercicio muy sencillo que tiene tres pasos:
1| Échale un vistazo al calendario de este año que termina, el 2016.
Visualiza haciendo un recorrido por cada mes del año, algo que haya pasado en ese mes, déjate llevar y fluir, sin pensar mucho, lo primero que te venga a la cabeza y acógelo sin juzgar, si ha salido será por algo.
Mientras lo haces presta atención a tu cuerpo, a las sensaciones físicas que se te presentan, date cuenta de las emociones que surgen y de cómo te lo estás contando, qué pensamientos te salen, qué palabras te dices y todo eso como se refleja en tu rostro, qué gesto de la cara muestras al hacer esto (puedes mirarte en el espejo con mucho cariño, con la única intención de darte cuenta, nada más).
2| Después respira profundamente y échale otro vistazo al calendario del nuevo año que empieza, el 2017.
De igual manera haz un recorrido por sus 12 meses y elige algo que quieres que pase en cada uno de ellos. Tampoco lo pienses mucho, lo que surja de manera natural acógelo y disfrútalo.
Presta atención a tu cuerpo, a las sensaciones físicas, a tus emociones y pensamientos y vuelve a tomar conciencia y darte cuenta las consecuencias que esto está produciendo en tu rostro, en tus gestos, en tu mirada y sonrisa.
Una vez hecho el paso 2, respira nuevamente llenándote de ese estupendo balance que has hecho y sin olvidarte de él, que te sirva tan sólo para darte cuenta que en ese preciso instante no estás ni en uno ni en otro calendario.
3| Ahora estás justo en la noche del cambio del uno al otro. Observa:
- ¿Dónde estás?
- ¿Con quién?
- ¿Qué estás haciendo?
- ¿Cómo está tu cuerpo, tu estomago, tus piernas, tu pecho, tu respiración, etc.…? ¿Qué gesto tiene tu cara?
- ¿Qué emociones hay vivas en ti en ese preciso momento?
- ¿Cómo te estás contando esa situación, qué te estás diciendo?
Darte cuenta de todo lo anterior y ver si quieres y puedes hacer algún cambio.
Esto es justo lo alucinante de todo, sentir la libertad de que si me doy cuenta puedo cambiarlo todo. Leo te lo explica genial así que, dale play al vídeo.
Y tú, ¿lo vas a poner en práctica? ¿vas a estar más presente? Me encantará leerte aquí debajo en los comentarios.
Te deseo un 2017 lleno de mucho “darte cuenta”.
Un abrazo,
Pilar