Mariano Arias también participó en su momento en los talleres de Inteligencia Emocional Live it! y ha querido dejarnos su testimonio para que conozcamos su experiencia.
“Aunque estés bien siempre hay que cambiar, siempre hay que mejorar” Mariano Arias
Esta afirmación nos parece básica, porque la Inteligencia Emocional no solo ayuda a aquellos que no se sienten bien o tienen que resolver conflictos con ellos mismos. Estos cursos están también orientados a todas aquellas personas que, aunque no están descontentas con su vida, saben que siempre existe un margen para mejorar y para crecer como personas.
Quizás, como le sucedió a Mariano, acabes descubriendo que había ciertos problemas que no habías querido ver o a los que no habías sabido poner nombre. Cosas que quizás das por sentado que tienen que ser de un modo determinado aunque no te gusten y que, de repente, descubres que se pueden cambiar.
“Remueve por dentro. Tu vida cambia a partir de ese momento”
Así describe Mariano lo que para él supusieron los descubrimientos que, sobre sí mismo, hizo durante el curso. Él destaca la manera en la que aprendió a vivir alineado con sus valores, algo fundamental para poder ser felices como personas.
Pero también destaca que para que el curso funcione es imprescindible aplicarlo en la vida diaria. En el curso se muestra el camino y se ofrecen las herramientas para conseguir desarrollar la Inteligencia Emocional, pero es trabajo de cada uno llevar esas enseñanzas a todos los terrenos de nuestra vida.
El final del curso debe de ser en realidad el principio de una nueva etapa en nuestra vida, en la que se comience a trabajar sobre los puntos que se quieren cambiar respecto a nuestra forma de ser o a la manera en la que nos relacionamos con los demás.
Incluso si nos equivocamos, eso no es malo, porque en el camino se cometen errores y estos ayudan a mejorar y a que cambiemos aquello que no estamos haciendo bien en nuestra vida. Los errores pueden ser una oportunidad.
“Ahora ves el fracaso como algo positivo”
El fracaso es una oportunidad de ver que no se iba por el camino correcto y nos invita a mirar a nuestro alrededor y descubrir que hay muchas otras puertas, muchas otras alternativas al camino que pensábamos que debíamos de seguir.
Por último, Mariano nos recuerda que introducir la Inteligencia Emocional en nuestra vida no es algo que se pueda hacer de un día para otro, sino que es una evolución personal.
“Yo sigo en proceso. Es un proceso diario”